Así fue esa noche, la luna era voluble, gigante y roja; un símbolo de rebelión, anarquía, sangre, las dos manadas estaban unidas por el calor de sus cuerpos caninos y solo dos emitían sus ideas; ideas de paz y guerra, ideas de corrupción y principios, ideas de lobos.
El gran Oscuro: hablas de salvarnos y te diriges a una muerte segura, tu furia te ha errado en el camino y te vuelves más animal, más bestia, el propósito es indigno y nos llevara a la extinción.
Colmillo blanco: ¡somos animales! , que parte tomas al permitir que ellos nos destruyan, no entiendes que nuestra pobre hambre es la que nos mantiene cansados y enfermos.
El gran Oscuro: ¿es realmente necesario y correcto hacer esto?
Colmillo Blanco: ¡es su maldad la que nos ha obligado! , con su último aliento nos han cazado por años, y es hora de que el cazador sea la presa. Este será el día que su sangre manche el amanecer.
El gran Oscuro: no mataras en vano, no cazaras solo y no pondrás en peligro a tus hermanos; son principios que debemos respetar y cada lobo debe abrazar.
Colmillo Blanco: esto no es un recordatorio del código, ni tampoco un debate y no necesito nobles sugerencias, ellos no respetan nuestras reglas, su conducta es más salvaje cada vez y por eso deben pagar un alto costo.
El gran Oscuro: combates la maldad con maldad, te revolcaras en su misma suciedad, nada te volverá mejor que ellos y veras que tu corrupción te volverá un humano
Colmillo Blanco: y que harás entonces, un día voltearas siendo la cabeza de tu manada y veras a pocos de tus hermanos siguiendo una estela de muerte, y lo lamentaras y resonaran en tu cabeza los aullidos de los caídos y cada noche, serás más débil e insignificante.
El gran Oscuro: ese día me uniré a mis hermanos en los lienzos de la aurora con el alma pura y tú desearas poder hacerlo pero jamás lo conseguirás, vete y lleva tus bastardos a la perdición, te deseo una muerte digna, hoy empieza la caída de nuestra raza.
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