Eterno fue su beso para mí, como un zafiro escondido en la flor de abril, he firmado para a mi dios traicionar, para violar las reglas de la mortalidad.
Y aunque a veces esto huele a inerte y el corazón no ruge como debe, me inquieta pensar que viviré para siempre y me siento como un niño perdido jugando con la muerte.
He vivido en baños de sangre, conjurado las notas del silencio y bendecido las venas ajenas de tristes rameras.
He tenido que asesinar bajo la oscuridad, he desvanecido sueños que ya no se pueden recuperar.
Pues esta sed que me encierra por dentro la sacias tu.
Y es que ¿cómo dejar pasar mi instinto de caza?, es como un tango macabro donde la persecución muestra el baile más candente antes del final. Un grito, un respiro y una última sonrisa o tal vez una lágrima que nuble mi conciencia y escriba culpa disuelta en tus venas. Basta con mi delirante historia, te has de preguntar realmente que hago aquí… no te preocupes mi intención no era que te orinaras en tus pantalones escritor desdichado vine a que me apoyes tú serás testigo de esta carta y confesión, este adiós o esta despedida.
Así que escribe iluso mortal, escribe que me he cansado de este mundo vano e inmundo donde yo príncipe, yo rey, yo humano, yo dios he jugado con tantas marionetas a la vez. Quiero que escribas que esta sangre ya no me causa ansiedad y que antes de despedirme del mundo dejare mi legado en tus manos así que ven a mi tu atención y escucha mi confesión, confieso que soy el primero y seré el ultimo y que esto es una condena, una prisión sin barreras, confieso que mi país se llama noche , mi religión locura y mi oración inmortalidad, mi bandera es sangre pura y su himno fluye en tu cuerpo como cascada, como lluvia triste, como canción olvidada , confieso que volveré como el Mesías, me levantare de entre los muertos pues la sangre del futuro llamara a mi puerta buscando poder y vida eterna, y por ultimo y no menos importante
Confieso que estoy preparado para reinar miles de años.
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