martes, 7 de febrero de 2012

"eclipses y desnudos"


Sol de Apolo: deseo, fracturas de un día sin final, una jornada inaccesible y vestigios de mi fulgor consumido en las horas, candentes brazas rodean mi pasión inconsciente, nacida y bendecida; pasión, ¿Dónde estás? Me quemo lento como debería de ser y extraño su corte francés, piel plata dulce y diamantina, su sabor fresco de sus centímetros amalgamados, ese latido espacial y me desvivo, me consumo como fénix en los últimos días, quisiera probarla de nuevo, saborear su brillo selenio, frotar mis manos burdas en su parte oscura, pliegues delicados y aroma de rosas y muerte; coróname con estrellas y muérdeme lento. Que no hay existencia más efímera que la nuestra, ni amor más infinito que el mío, déjame adentrar en tus entrañas, cálidos labios y monte de Venus. Ven y rásgame como hoja de poeta, acaríciame para buscarte con mi lengua de llamas y cólera, en el ultimo aullido de mi éxtasis te clamo en la noche que yo no conozco, ven y déjame tomarte en todo sentido, ven quiero lamerte.

Luna de Selene: yo solo pido otro día, para mirar los cuentos fantásticos de la vida que perseguimos, cobijarme junto a ti, para rodearte con mis brazos anhelo del mañana, tranquilidad y amor físico puro ; delicias de las noches de antaño y la presencia de tu imagen que se plasma en mis pupilas, tu cuerpo y el mío encadenado por las uñas en nuestras espaldas y dentro muy dentro de tus coronas, de tus tormentas solares, tus erupciones y explosiones, y perfumar la atmosfera, abarrotar el cielo de fuego y luz, gritos divinos tuyos y míos; toxico emblema del delirio y el desenfreno.

Sol de Apolo: calla, tu lengua es una daga para mi promiscuidad instintiva, calla que la distancia no es más que un intenso propósito del caído y calla pues me desvivo por ser fuego de tu hoguera.

Luna de Selene: callare, pero seguiré extrañándote, en las noches sin luz y en las estrellas muertas de los campos Elíseos, con mi silencio caminare sobre la imaginación que surge en mi cama de seda y vía láctea, donde algún momento haz de acompañarme hasta tu nacimiento diario sin separar nuestros pliegues corpóreos y humanos, piel de dulce y perfume; serás el único testigo de mis sueños despiertos y dormidos.

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