A él lo despertó una mariposa herida, que lentamente
se poso entre sus ojos.
Esperen así no es; a él lo despertó el dolor de sus
nudillos y miro la mariposa herida caer lentamente entre su ojos, sintió el
cuerpo de una fémina hermosa e impecable.
No, la fémina si era hermosa, pero su piel escondía
los secretos de su pasado, ligeras marcas rosadas envolvían su espalda, el las
acaricio lento, intensificando el dolor de sus nudillos en carne viva.
Beso cada surco, hasta llegar a la delicada piel de
sus pezones, tomo su mano para el último baile, el piano le daba vida a su
mundo cirquero, se contorsionaban lento sobre la gravedad impuesta.
Creo que me equivoque, a él lo despertó ella,
preguntando que le había pasado a su mariposa que yacía en el suelo con sus
alitas de colores místicos, rotas y desgarradas, vio miles de imágenes de su
cara, que se reflejaban en los pedazos de espejo que se esparcían por el suelo. Sentía cicatrices
en su espalda, un horrible dolor en sus nudillos, ella gritaba. El lloraba.
Miento; él se despertó solo, sin su fémina, sin la
mariposa, sin nudillos sangrantes, sin cicatrices profundas, se despertó solo.
la realidad duele, es por eso que solemos difuminarla o distorsionarla.
ResponderEliminarBorrón y cuenta nueva, entonces.
Saludos y letras