De sus manos surge la calidez de un amanecer
Me conducen por un camino donde veo al sol nacer
Sus palabras son la brisa de un río de montaña
Que besan la tierra en cada gloria matinal
Pues sus labios son puros y del color del cristal
Un bosque negro nace de sus cabellos
Donde el aroma de las flores silvestre me llena de paz
Sus ojos son profundos y de coral
Dulces y suaves como las olas del mar
Ojala nunca me dejen de ver
En ellos quiero mi corazón mecer
Yo a su muelle quiero regresar, otra vez
Por su amor yo vuelvo a respirar, otra vez
Quiero mi barca poder descansar y a su lado soñar, otra vez
Por su amor el tiempo se detiene y los segundos susurran su
nombre, cuando no la puedo ver.
Me aferro a sus caderas de mármol fino
A su abdomen de piedra lisa
Me sumerjo en esa cascada fresca que fulmina su espalda
Caigo a su lago cristalino donde las estrellas se paran a
beber
Donde su piel se nutre para volver a florecer
Donde las aves cantan su dulzura al anochecer
Yo a su muelle quiero regresar, otra vez
Por su amor yo vuelvo a respirar, otra vez
Quiero mi barca poder descansar y a su lado soñar, otra vez
Por su amor el tiempo se detiene y los segundos susurran su
nombre, cuando no la puedo ver.
Yo a su muelle quiero regresar, otra vez
Yo en sus brazos me necesito cobijar, otra vez
Necesito que su voz calme mi soledad, otra vez
Imploro que la luna que late en su pecho me permita soñar
que nunca la voy a perder, otra vez.
Noel A. Loaiza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario