Estábamos en la típica escena que tu tanto me pediste. Ese
baile que tanto necesitabas de mí; de un momento a otro, yo bailaba
aferrado a ti, recordando los bellos
momentos juntos.
Me dijiste algo al oído, algo que no comprendía. Yo flotaba
en mis memorias, esa noche seria especial, sería la primera vez de todo, pero
no como tu pensabas.
Seguimos bailando, absorbidos por la música que cambiaba
conforme los minutos. Yo cada vez me sentía peor, algo me quemaba por dentro;
venganza, albergada por días, por horas, minutos y segundos. Mis lágrimas corrían
por dentro, las podía sentir. Me estaban quemando lentamente como ácido que surgía de mi dolor.
Recuerdo ese día que descubrí todo, me dolió tanto pero
guarde silencio, la noche me dio la respuesta y la enfermedad de mi mente, me regalo
el valor. Entonces de la nada apareció esa canción que esta tan de moda y
cantaste el coro en mi oído. “esta noche somos jóvenes, así que prenderemos fuego al mundo, podemos ser más brillantes que el sol”.
Niña estúpida, fruto decadente de tu vida sintética, nos
besamos al final de tu coro inútil, te veías tan feliz que solamente pude
decirte una cosa antes de romper la capsula de cianuro en nuestras bocas. “esta
noche arderemos juntos”.