Me dirijo a ti con estas palabras hermano mío; hijo de la creación escribo para ti que caminas en las sombras en una ciudad vacía y tenebrosa.
Escucha mis susurros y calma tu lamento hermano mío; vendrá la lluvia pronto y lavará la sangre de las calles retorcidas de los callejones oscuros de las balas explosivas esas que abarrotan tu voz de temor que hacen que te escondas bajo el silencio de la víctima y la máscara del culpable.
Te llamo a ti en oraciones hermano mío; el bosque está cerca no te fíes de los árboles de piedra seres grises y esqueléticos juzgadores famélicos de las alturas todos ellos fueron hombres alguna vez ahora vagan en el pensamiento abstracto echando raíces en la profundidad de la indiferencia.
Te busco a ti hermano mío tú que vagas en la noche sin estrellas o tal vez te estrellas con la noche abre tus ojos pronto y vuelve al mar que te llama tu canoa espera paciente en un puerto desconocido
meciéndose lento en las olas de azabache que reflejan una adornada luna de gules.
Dame tu mano hermano mío este es un mundo pre-construido un laberinto sin fin, sin causa, sin sentido donde caminarás solo todo un siglo mejor regresa al mar para surcarlo con valentía es tiempo de retornar a casa el faro de tu sentido común será tu guía confronta las tormentas voraces los truenos incandescentes escuchando tus latidos violentos y tómalos como el sonido de la batalla para darle a tu alma aliento la costa de marfil y perla espera y tiene para ti una fortuna menos embustera.
Te regalo esta frase que a mí siempre me motiva que me hace aferrarme cada vez más a la vida porque todos somos navegantes de esta historia “vengo de la tierra donde las noches son eternas y voy a navegar hasta llegar al sol”
Noel A. Loaiza
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