Sus ojos de hielo y
su mente de metal
Surgen victoriosos en
las palmas de la oscuridad
El martillo del dios
del trueno
Forjo su sonrisa
fugaz
Su ira, su locura, su
inhumano pesar
Frota su cuerpo en
llamas
Contra el blanco tiburón
Se aferra sublime
Y expande sus alas de
tinta
Hacia el cielo sin
estrellas
Cobijado en la visera
virtual
De una Noche gótica
de sonidos tectónicos
Mientras la danza de
los cuerpos negros
Viciosos del ojo
interior
Buscan pervertidos el
sueño
Diluyéndose en el
fuego
Minutos antes de la profanación
Los fósforos bendicen
a los cuervos
Que buscan surgir
cual fénix
Y quemar la escama de
su mórbida pasión
Mientras es penetrada
la paciencia
Ella busca, sueña y
piensa
escuchando el rugido excitado
Del tatuaje de dragón.
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